Acequias

Revista de divulgación académica y cultural, se publica dos veces al año, paralela a las estaciones: primavera-verano (abril) y otoño-invierno (octubre). A cargo del Centro de Difusión Editorial y dirigida principalmente a la comunidad que integra la Ibero Torreón, a los lectores de la Comarca Lagunera, de otras latitudes de México y otros países de habla hispana.

Se llama Acequias porque es una palabra con la cual se identifica la atmósfera agrícola de La Laguna y porque remite a la feracidad del agua vertida en el desierto.

Acequias está próxima a cumplir tres décadas de existencia, pues su primer número apareció en la primavera de 1997.

Más información

Acequias es una revista semestral publicada y distribuida por el Centro de Difusión Editorial de la Universidad Iberoamericana Torreón. Su distribución es gratuita para los alumnos, colaboradores y profesores de la comunidad universitaria. Toda colaboración o correspondencia deberá dirigirse al Centro de Difusión Editorial (Edificio F, planta baja), Universidad Iberoamericana Torreón, Calzada Iberoamericana 2255, 27020 Torreón, Coah., teléfono (871) 705 1010 ext. 1216 o al correo electrónico acequias@iberotorreon.mx. Editora: Mariana de los Ángeles Ramírez Estrada. Tiraje 200 ejemplares. Número de reserva al Título en Derechos de Autor: 04-2006-032716162900-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 10825 y Número de Certificado de Licitud de Contenido: 8708 otorgados por la Secretaría de Gobernación.

Acequias te invita a colaborar con ensayos, artículos, entrevistas, crónicas, reseñas de libros y textos de creación literaria.

La extensión de las colaboraciones es de dos a cinco cuartillas a doble espacio; se recomienda que el tamaño de la letra sea de12 puntos en fuente Times New Roman o Arial.

Los materiales propuestos para su publicación deberán ser enviados al Centro de Difusión Editorial de la Ibero Torreón: acequias@iberotorreon.mx

También pueden enviarse a: mariana.ramirez@iberotorreon.mx

Los textos deberán ir acompañados de la siguiente información:

a) Nombre del autor.
b) Dirección.
c) Brevísimas referencias curriculares.
d) Autorización para agregar dirección electrónica en la ficha del autor.

El Comité Editorial, sin conocer el nombre y procedencia del autor, determinará la inclusión de los materiales recibidos dentro de la revista según criterios de calidad, oportunidad, extensión y cupo.

Los artículos que lo requieran recibirán corrección de estilo.

Debido a la gran cantidad de textos candidatos a publicarse, el Comité Editorial no asume la tarea de emitir sus dictámenes a los autores por ninguna vía.

Las fechas de cierre para la recepción de los materiales son:

Primavera-verano: 10 de marzo.
Otoño-invierno: 10 de septiembre.

Queremos mantener la tradición editorial de la Universidad Iberoamericana Torreón, esto es, publicar aquello que dé cuenta del quehacer universitario en el marco de referencia pedagógica de nuestra institución, cuidando tanto la calidad de lo expresado como la edición, sea impresa o virtual.

Además, debemos hacer eco de aquellas voces autorizadas que exigen del editorialismo disposición para “dar la pelea por el lector”. Lo que significa tanto publicar aquello que nutre, como hacerlo con cuidado y elegancia.

Para darle mayor contundencia a lo que deseamos exponer seguimos lo escrito por Gabriel Zaid:

“… A nadie le gusta ser el malo de la película, rechazando cosas. Menos aún tomarse el trabajo de corregirlas, que lleva mucho tiempo y puede terminar en que el autor se ofenda, en vez de agradecerlo. Ya no se diga exponerse a los peligros de la grilla. Y, cuando no se va a dar la pelea, ¿qué caso tiene leer exigentemente lo que se pretende publicar? Lo importante no es defender al lector de la errata, el gazapo, la ignorancia, la vacuidad, el abuso, sino cuidar el control político y diplomático de tan difícil situación. Todos quieren publicar, nadie leer, menos aún cuidar el interés del lector. Lo pragmático no es poner el ojo en la calidad de los textos, sino el oído en los nombres que suenan, el olfato en los temas malolientes, de interés chismoso.

Hace ochenta años, Harold Ross inventó The New Yorker y un concepto de periodismo que llamó “literature of fact”, frente a la ficción y la poesía. Lo literario no se limita a los géneros consabidos. Puede darse en cualquier texto maravillosamente escrito y bien fundamentado, sobre lo que sea. Esto exige trabajo y valor civil frente a los infinitos textos que se reciben. Requiere no limitarse pasivamente a lo que llega, sino tomar la iniciativa: buscar a los que tienen algo importante que decir, pensar en el lector, en los temas y el nivel que debería tomar la conversación. Requiere no publicar reportajes ni comentarios que no hayan sido leídos críticamente por dos o tres editores. Incluye hablar con el autor, que así vive la experiencia (y se pone a la altura) de la interlocución con lectores inteligentes y conocedores, como los hay entre el público. No se limita a la corrección de erratas, de estilo, de razonamiento: lleva a tener un departamento de “fact checking”. ¿Es verdad que esta frase está en Shakespeare, que Adís Abeba es la capital de Etiopía, que Rembrandt murió en 1699, que Sofía Gubaidulina vive en Alemania? Además, Ross personalmente escribía una lista de observaciones sobre cada artículo (query sheet), donde cuestionaba la exactitud, claridad, lógica, gramática, elegancia o simple necesidad de una frase o adjetivo.

Hace medio siglo, cuando no había computadoras, ni correo electrónico, un eminente autor extranjero podía recibir observaciones semejantes de sus traductores y editores en el Fondo de Cultura Económica, para mejorar el libro publicado en México. Lo cual requiere conocimientos, valor civil, mucho trabajo y, sobre todo, una actitud opuesta al “ahí se va”. Actitud justificada, no por lo que ganaban (ni la décima parte de lo que pagaba The New Yorker), sino por su amor al oficio, respeto a los lectores exigentes y respeto a sí mismos.

Nunca es tarde para volver a respetar a los lectores y subir el nivel de la vida pública, por el simple recurso a la buena información, el buen juicio y el buen gusto. Habría que empezar por lo mínimo: un departamento de verificación de afirmaciones, para no publicar tantas cosas infundadas, vacuas o francamente cómicas. Parece insignificante, pero es algo cargado de significación.

Los grandes editores son lectores exigentes que respetan al lector como a sí mismos”.

Asumimos lo expresado en el texto de Zaid como compromiso e insignia en lo que a la tarea editorial se refiere. El Centro de Difusión Editorial debe ser, en todo momento, ejemplo de calidad y compromiso con la misión educativa de la Ibero Torreón.

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