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Ana María Urdapilleta Meza
Egresada del Colegio de Pedagogía de la UNAM.
Candidata a maestra en Psicopedagogía. Profesora en el Departamento de
Humanidades y el área de Integración de la UIA
Torreón.
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Entre los profesores se ha manejado últimamente el seguimiento que la
universidad debe hacer a los alumnos por medio de tutores o de sistemas
de tutorías, de allí que haga falta saber en qué consiste este acompañamiento.
Haré pues referencia a mi exploración sobre el tema, tratando de
compartir mi visión personal de lo que implica un sistema de tutoría
académica.
A un año de haber asistido
al curso sobre la tutoría como estrategia institucional de mejoramiento
en la calidad de la educación impartido por la ANUIES,
sigue vigente la necesidad de generar estrategias en este sentido, ya
que la educación mexicana está en proceso de transformarse. Si es así,
hay que tener como eje una nueva visión y un nuevo modelo para la
formación de los estudiantes mediante la generación del compromiso
personal de cada uno de ellos, esto con el fin de que obtengan un
aprendizaje permanente, autodidáctico e integralmente formativo, con
una visión humanista y responsable ante las necesidades y oportunidades
de desarrollo para nuestro país.
Estos propósitos ponen en el
centro del proceso educativo al alumno, quien deberá recibir una atención
personalizada que oriente en todo momento su adaptación al ambiente
escolar y fortalezca sus habilidades de estudio y de trabajo; este
acompañamiento personalizado ayudará a abatir los índices de
reprobación y rezago, y asimismo, mejorará la eficiencia terminal.
Ya diferentes instituciones de educación superior formaron un grupo de
trabajo interinstitucional y formularon una propuesta para la organización
e implementación de programas de atención personalizada a los
estudiantes de educación superior. La propuesta está orientada a
propiciar la implantación de un programa institucional de tutoría en
donde se identifiquen y se den alternativas de acción que ayuden a
contrarrestar los problemas de abandono, rezago y bajo rendimiento académico.
Se plantea la tutoría como estrategia viable, en conjunto con otras
acciones institucionales, para promover el mejoramiento en la calidad de
la educación superior.
Partiendo de una definición de tutoría se realizó una distinción
entre tres mecanismos de apoyo académico a los estudiantes; para
asegurar la viabilidad de su operación, se destacaron las diferencias
entre tutoría
y asesoría,
así como de los programas para la mejora de la calidad del
proceso educativo. Se puso de manifiesto la importancia de establecer un
programa institucional de tutoría mediante la articulación de
esfuerzos entre las diferentes instancias involucradas, para así
instituir un Plan de Acción Tutorial basado en la integración de una
comisión promotora del Programa cuya responsabilidad sería
fundamental, sobre todo para la adecuada instrumentación de dicho Plan. |
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El Programa de Tutoría Académica
se plantea como una actividad docente, por lo que es muy importante
caracterizarla para así distinguir las diferencias que tendría esta
actividad de las otras que realizamos los que estamos involucrados en la
docencia. En primer lugar, hay que diferenciarla de las labores de
asesoría que cada profesor brinda a sus alumnos acerca de los
contenidos de su materia de estudio, la asesoría que algunos profesores
imparten a los alumnos que se encuentran realizando sus trabajos de opción
terminal (tesis, tesinas, reportes de trabajo, etcétera) o bien, las
orientaciones sobre el servicio social que los alumnos deberán realizar
como parte de los requisitos de titulación.
Lo que sí abarca la Tutoría Académica son todas aquellas acciones
tendientes a la canalización del alumno hacia programas para la mejora
de la calidad del proceso de enseñanza–aprendizaje (si no los hay,
instrumentarlos) o hacia los servicios estudiantiles de orientación
vocacional, psicológica o médica; así como la atención personalizada
que se brinda durante la trayectoria del estudiante para dar un
seguimiento evaluativo que nos aporte diagnósticos y pronósticos sobre
la administración curricular, la práctica docente, la organización
institucional y la mejora en la calidad de los servicios educativos.
Lo anterior se instaura en el
nuevo enfoque educativo, que abarca por lo menos los siguientes
aspectos:
* Formación de valores
* Formación del profesor como tutor
* Trabajo en equipo
* Implementación del currículo
flexible
* Vinculación con el campo de
aplicación
* Generación y aplicación de
conocimientos
* Utilización de las nuevas
tecnologías
* Generación de nuevos ambientes de
aprendizaje
La operación de un Programa Institucional de Tutoría no implica la
construcción de estructuras adicionales o paralelas a las ya existentes
actualmente en las instituciones, ni tampoco una infraestructura creada
para atender sus necesidades específicas. Más bien, se sugiere
promover un aprovechamiento eficiente del personal y de las
instalaciones, equipos y espacios físicos, en un proceso de articulación
de esfuerzos y programas existentes.
Para conocer al destinatario principal del Programa (el estudiante),
deberá recabarse información útil para el análisis del rendimiento
escolar correlacionada con su desempeño en el examen de admisión, sus
características socioeconómicas y su trayectoria escolar previa; esto
ayudará a conocer mejor el riesgo del rezago o del abandono de los
estudios por parte de los alumnos.
En este programa hay otro actor
central: el tutor. Un Programa Institucional de Tutoría requiere
identificar el perfil del tutor en este eje de transformación
institucional, cuya capacitación y actualización serán muy
importantes para asumir esta responsabilidad, lo que incluye una serie
de mecanismos de seguimiento y evaluación constante por parte de los
mismos.
Para la instrumentación del
Programa Institucional de Tutoría se requiere de una comisión
promotora que realice las siguientes tareas:
a) Elaborar un proyecto de tutoría académica que contemple aspectos
conceptuales, metodológicos y de implantación del sistema
institucional de tutoría.
b) Presentar el proyecto para su
aprobación a los órganos de gobierno según proceda en la institución.
c) Impulsar la orientación y articulación de los servicios
institucionales a estudiantes.
d) Establecer los mecanismos y
condiciones para el acceso de los tutores a la información sobre los
antecedentes de los tutorados.
e) Promover una red institucional de profesores–tutores y personal de
apoyo a la tutoría, a fin de compartir experiencias, información y
ayuda que retroalimenten el trabajo individual y colectivo.
f) Evaluar la función tutorial.
g) Informar a la comunidad educativa sobre el logro de objetivos,
impacto de los índices de deserción, reprobación y eficiencia
terminal en la institución.
h) Proponer adecuaciones del marco
institucional a fin de que la acción tutorial se incorpore plenamente a
las funciones docentes y a las prácticas educativas de la institución.
Sería imposible detallar en este
espacio todo lo que abarca este Programa, sin embargo, la propuesta de
la ANUIES sigue siendo
viable, sigue teniendo vigencia, pertinencia y la posibilidad abierta
para lograr su adecuación en nuestra Universidad. |