de
la estética de la desaparición a la ética de la percepción Javier Prado Galán, sj |
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“La
lentitud es la belleza”. El
menudo problema de la ética de los medios de comunicación es resuelto
magistralmente por Paul Virilio con su propuesta de una ética de la
percepción contra una estética de la desaparición. Veamos y vayamos
por partes. Paul Virilio, filósofo de la velocidad, trastoca la fórmula
tradicional de Marshall McLuhan —“el medio es el mensaje”— por
esta otra: “el medio es la velocidad”. El filósofo francés nos
habla de tres revoluciones a lo largo de la historia de la humanidad: la
revolución industrial, la revolución de los transportes y la revolución
de las transmisiones. Actualmente nos encontramos inmersos en la
tercera. Y dentro de ella podemos afirmar que la televisión puede
llegar a ser desplazada por los multimedia. La interactividad puede ser
el fin de la televisión. |
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La
visión de Virilio frente a la técnica es francamente crítica. Estoy
plenamente de acuerdo con él: sin libertad para criticar la técnica no
hay progreso técnico. Se trata, hasta cierto punto, del pensamiento del
Gestell
de Heidegger. La técnica es imposición. La tecnociencia
ejerce una tiranía sobre cada uno de nosotros. Heidegger vuelve a tener
razón: “la ciencia no piensa” (cfr.
Carta
sobre el humanismo). La ciencia, entre más se aleja de la
verdad, más se compromete con la eficacia. Es la razón instrumental de
la que hablaba la Escuela de Frankfurt. La cibernética se erige en
amenaza para la humanidad. Cibernética viene del griego kubernana
que quiere decir “dirigir”. Lo cibernético nos controla.
¿No debería ser al revés? Es la extinción de la antropología, por
fin tiene razón Foucault, “el hombre ha muerto”.El
problema del poder y de la democracia es planteado por Virilio en relación
con la velocidad. El poder al que hace referencia nuestro autor es un
poder dromocrático.
“La velocidad es el poder mismo" (CPP,
18). ¿Cómo democratizar la velocidad absoluta de las ondas electromagnéticas?
Hace falta tiempo y el cibermundo no nos concede esa gracia. Cada vez
que se da un progreso de la velocidad se nos promete que la democracia
lo seguirá, pero sabemos bien que no es así. La democracia automática
elimina la reflexión en beneficio del reflejo. El sondeo es la elección
del mañana. Se trata de una democracia virtual, de una democracia
teledirigida. La democracia automática sustituye la deliberación por
el sondeo de opinión o por la medida de audiencia en la televisión. |
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Virilio juega con la célebre frase del Nietzsche de Así
hablaba Zaratustra: “Amarás a tu alejado como a ti
mismo”. Las tecnologías de la información nos pueden llevar a amar
al que está lejos, “amor a distancia”, y a prescindir del que está
cerca, el prójimo. Hoy se prefiere al ser virtual y lejano sobre el ser
real y próximo. Ya no es el divorcio el que preocupa, sino el sexo sin
cópula. Y todo ello por efecto del cibersexo, de la telesexualidad.
“El hecho de estar más cerca del que está lejos que del que se
encuentra al lado de uno es un fenómeno de disolución política de la
especie humana” (CPP, 48). En beneficio de este cibersexo se ha innovado el olfato. Es posible
hoy en la computadora la olorvisión. Ya es posible oler a distancia. Sólo
falta el gusto, gustar a distancia. Las sensaciones salen del cuerpo.
“El sexo ya no existe, lo ha reemplazado el miedo. El miedo al otro, a
lo desemejante, ha prevalecido sobre la atracción sexual” (VL, 149). |
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La ecología verde es la ecología de las sustancias. Al lado de esta
ecología verde que refleja la contaminación de la naturaleza, existe
una ecología gris. Una ecología de las distancias. Es la contaminación
dromosférica. La velocidad contamina la extensión del mundo y las
distancias del mundo. “Así, la antigua ‘tiranía de las
distancias’ entre seres geográficamente dispersos aquí y allá, cede
progresivamente el lugar a esa ‘tiranía del tiempo real’...” (VL,
32). Bibliografía |