|
Fernando Menéndez González
Licenciado
en Administración de Empresas por la unam,
maestro en Administración por el itesm,
ciudad de México y licenciado en Ciencias Teológicas por la uia ciudad de México. Es profesor de
las universidades Ibero México, de las Américas y del Tepeyac, en el D.F. Posee
una amplia experiencia en administración y ventas. |
|
“En la
grieta de la roca se clavan las estacas con las que fijan sus tiendas los
beduinos del desierto, así también, nos dice la Biblia, entre las operaciones
de compra y venta se incrusta la injusticia, el egoísmo y el abuso; en otras
palabras, el pecado”.(Cfr. Eclesiástico 26, 29—27, 3).
Así
comienza En la Grieta de la roca. Problemas éticos contemporáneos en la
gestión de las organizaciones, el número diez de los Cuadernos de Fe y
Cultura publicado por el Sistema uia—iteso,
serie que busca contribuir al fomento del diálogo entre los valores evangélicos
y la cultura actual en toda su complejidad; pretende, por tanto, ofrecer una
visión cristiana de nuestra realidad que oriente a los lectores y a los
estudiosos de sus diferentes ámbitos.
En un mundo de los negocios en el
que la actividad lucrativa está desprestigiada por los abusos constantes de los
que se quieren enriquecer rápidamente a costa de quien sea, surge la pregunta:
¿Es posible que se dé la ética en las organizaciones, principalmente en las de
negocios? La respuesta que planteamos es un “sí” lleno de determinación y
optimismo, con la presentación de un programa que parte de la ética de las
personas para llegar a la ética de las organizaciones.
En
esta obra hacemos un recorrido por algunos momentos de la historia del
pensamiento ético y su referencia al mundo de los negocios, incluyendo el
concepto de usura y su condena en la antigüedad por el papa Urbano iii (1185): “Nos ha consultado... si ha
de condenarse... al mercader que da sus géneros a un precio mucho mayor, si se
le pide un plazo bastante largo para él, que si se le paga al contado... como
quiera que toda usura y sobreabundancia está prohibida en la Ley... deben
restituir lo que de este modo recibieron”.
Más
adelante identificamos los conceptos más valiosos en Sócrates y Aristóteles,
siendo éste último quien afirma: “La felicidad es algo final y autosuficiente,
y que es el fin de cuanto hacemos”. En santo Tomás de Aquino descubrimos “que
todos los seres tienen el mismo fin último que el hombre, porque Dios
constituye en verdad el último fin del hombre y de todas sus creaturas”, y que
al margen de Dios no podemos hablar de felicidad perfecta. Nos encontramos con
el utilitarismo de Bentham que afirma que tanto el individuo como la comunidad
tienen como deber buscar la máxima felicidad para el mayor número de personas,
durante el mayor tiempo posible. El movimiento norteamericano pragmatista nos
dice que algo es verdad cuando sirve, funciona y da resultados, pensamiento que
ha predominado hasta nuestros días, principalmente en el mundo anglosajón, y
del que podemos resaltar una de sus frases más conocidas: “Time is money”.
Así
pues, como primera conclusión afirmamos que lo que el hombre desea y que tiene
como fin último es la felicidad, y que la ética es una teoría sobre la
felicidad y que es también el arte de conseguirla. Que la ética o moral se
refieren a lo que hacemos en la vida diaria, a cómo vivimos de costumbre, de
ordinario, y cómo es que contribuye este diario vivir en el esfuerzo por
alcanzar la perfección humana; la felicidad.
Habiendo
entendido algunos aspectos importantes sobre la ética pasamos a considerar por
qué nos vemos a nosotros mismos haciendo cosas que sabemos no son moralmente
correctas, pero nos damos ánimo diciendo que si todos lo hacen ¿por qué
nosotros no? Si pensamos así, lo estamos haciendo desde “el área gris”, y nos
consolamos desde “la paradoja del aislamiento”: queremos actuar bien
moralmente, si los demás también lo hacen; pero no lo hacemos si tememos ser
los únicos que actúen moralmente.
Nos
cuestionamos con S. Gellerman ¿Por qué las personas que normalmente son
honestas, inteligentes y compasivas podrían actuar en un momento dado de forma
dura, deshonesta y equivocada? Encontramos algunas racionalizaciones que nos
hacen afirmar que la actividad que estamos decidiendo está dentro de los
límites legales, que dicha actividad está en función de los mejores intereses
de la organización, que es segura y nunca será descubierta y dado que ayuda a
la compañía, ésta perdonará y aún protegerá a la persona involucrada.
Habiendo identificado que muchas de nuestras acciones
quedan comprendidas en el área gris, nos cuestionamos si una decisión
determinada está en ella o no. Entre varios sistemas de revisión de la calidad
ética de nuestra decisión, escogemos las tres preguntas de Blanchard: a)
¿Es legal?, b) ¿Es balanceada? y c) ¿Cómo me voy a sentir conmigo
mismo? Hasta este momento únicamente estaremos en condiciones de decir si
nuestra decisión es ética o no, pero la pregunta básica nos queda en el aire:
¿Cómo haremos para obtener resultados financieros aceptables, mantenernos
competitivos y al mismo tiempo estar comprometidos con las prácticas éticas?
Repasamos
algunos conceptos considerados indispensables, como definir la misión de los
negocios, que consiste en obtener la permanencia activa de la organización en
el tiempo, misma que lograremos al generar valor agregado a cada uno de los
grupos de interés predominantes; en otras palabras, los clientes querrán ver
rebasadas sus expectativas como consumidores, los trabajadores sentirse
realizados como personas, los accionistas buscarán una utilidad justa y en
general, la sociedad pedirá que la empresa coadyuve en la búsqueda del bien
común.
Para
encontrar un camino que nos lleve a ser éticos y efectivos a la vez, damos
cinco pasos: 1) Fijarnos el propósito de ser personas y organizaciones
éticas, 2) Entender la importancia de poseer un sano orgullo y seguridad
en uno mismo, pues ahí residen los cimientos principales del comportamiento
ético de las personas, 3) Tener paciencia, mediante un comportamiento
lleno de fe en el logro de nuestros propósitos, 4) Ser persistentes en
mantenernos en el camino ético que escogimos y 5) Ver todo desde una
perspectiva tal, que podamos identificar lo que es importante en nuestras
vidas.
Ya
que la estima propia y el orgullo son pilares básicos para la conducción de una
vida ética, y dado que son actitudes aprendidas, nos asomamos en algunos de los
vericuetos de la conducta humana. Puesto que la ética necesita contar con
proyectos a futuro, desde donde cobra una dimensión y un sentido el presente,
abordamos el tema del sentido de la vida tal y como la entiende la logoterapia
de Viktor Frankl. Recurrimos al análisis transaccional que nos ayuda a
comprender cómo se transmiten los valores, de qué manera se dan las
transacciones entre las personas desde el estado padre, adulto o niño
del yo; cuáles son las posiciones existenciales que asumimos en la vida y
finalmente, cómo se construye un sistema ético desde el estado adulto del yo.
Seguimos creyendo que
sí es posible llegar a ser hombres de negocios éticos y exitosos. Pretendemos
llegar a ser mejores, incluso los primeros, aunque no a expensas de que alguien
sea segundo. Todos los que de alguna manera influimos en el mundo de los
negocios debemos tener presentes las palabras de Jesús: “Los que pertenecen a
este mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz”
(Lc. 16, 8) y entenderlas como una advertencia para no dejar de prepararnos en
los últimos conocimientos y avances de las ciencias y técnicas relacionadas con
los negocios, pero principalmente, disponernos a vivir y actuar como cristianos
adultos comprometidos en cada una de las dimensiones de nuestras vidas.
|