Cortos incendios de agua
(fragmentos)
Iván Todd
  Iván Todd
Ex alumno de la Licenciatura en Derecho de la UIA Torreón.

Sandra de noche

 

Altanera, con dolo,
te pintas los ojos azules
con agua de mar en tormenta.

Me pierdo en ellos y nado sin rumbo,
żo tal vez encuentro el rumbo?:
la sabiduría del mar está en el ritmo de sus olas.

Me dejo llevar por las olas de tus ojos pintados
azules con agua de mar en tormenta
y escucho el ruido de los árboles que caen en el desierto,
żlo escuchas?, es un grito mudo de alma que quiere ser oído.

Sonríe, el ruido ya es mío, habita mi oído y platica de ti en voz alta.

żDónde estás? żEres mar o desierto? żDónde flotas?

Las olas me encuentran con la arena del mar,
mientras camino sobre el granulado espacio que lastima y acaricia
sin distinguir la línea que separa lo bueno y lo malo.

Aquí estoy seguro, sentado en la arena, las olas del mar vacilan
cuando vienen arrepentidas y se van
como cortas despedidas de agua amarga.

Caen las estrellas y mis ojos se cierran,
el ruido platica de ti en voz alta y me arrulla
como un mar azul en tormenta y llego a ti en otro espacio,
donde siempre puedes estar y ser mía.

Despierto con una gota de tequila dulce que rueda hasta mis labios.
Ya no estás.
La tormenta en tus ojos te llevó otra vez lejos de mí.
ĦTe he conocido tantas veces y siempre el mar con sus tormentas nos separa!

Regreso al mar y floto a capricho de las olas.
El ruido del árbol me tranquiliza,
me recuerda de conspiraciones de universos,
de sonrisas compartidas cuando me reflejo en el color del mar,
a capricho de las olas...

 

   

Poema 9

No empeñé una palabra de amor
en tus labios de sequía,
cerré tu boca a besos
y guardé tu conciencia en mis manos.

Tu cuerpo frágil tembló
y aproveché para embriagarme
de tu sudor espeso y suave,
de tu cuerpo de sol y sonrisas,
tu cuerpo de amor guardado
con humedad de noche.

Y la noche arañó mi espalda
con una estrella perdida
y vacilante pedí un deseo
abrazado a tu cuerpo entregado.

Amor,
no me hablaste de amor,
ni de historias compartidas,
ni de despedidas húmedas.

No comprometí mi historia reservada
ni la tuya, sólo mezclé tu cuerpo de margarita
con unas gotas se sangre de mi alma.

Sólo cerramos los ojos y las bocas,
por un instante eterno,
cuando las historias
hubieran ahuyentado nuestros besos,
y las palabras hubieran devorado
nuestras caricias simples y eternas.

 

   

Poema 25

Tus labios se parecen
a un poema de amor que leí cuando niño.

Tus ojos ven perdidos a la nada
y se encuentran en alguna estrella con los míos,
que obscuramente tristes no te encontraban.

Tu cuerpo deletrea a Neruda cuando camina:
tus pasos son odas elementales y tu andar,
un poema de amor o una canción desesperada.

Tu risa flota y baila despacio,
juega con las flores de marzo,
les platica nuestros amores y se ríe de ellas,
cuando girando acarician y besan el aire que respiro.

Cuando mis manos están vacías de las tuyas
delinean tristes tus formas de durazno sobre la arena seca del desierto.

Para llegar a ti -porque tengo que llegar a ti-
camino por la línea que dibuja tu entorno de leche,
nado tus ríos y muerdo la tierra fértil de abril para buscar tu camino.

Para encontrarte,
cruzo volando y a pie los cerros pintados de rojo
con sangre de unos besos muertos de sed
y otros que murieron de olvido y sequía.

Te encuentro al final de una nube
inquieta de lluvia de Chardonay,
por el sol que se refleja en tu pelo mojado de ti,
cuando el azul expuesto del cielo embarga tus ojos
y tus sonrisas beben de la lluvia de dulce blanco.