Cereal por las mañanas | ||||
Daniel Herrera |
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DANIEL HERRERA
Alumno de la Licenciatura en Comunicación y miembro del taller literario de la UIA Torreón. Ha publicado en la antología Hoy no se fía. |
Para Alma, que desayuna barras de cereal.
¡Quiero seguir comiendo Crusli!
Definitivamente tiene que ser en la
mañana, sobre todo si queremos que lleve tal
nombre. Las mamás siempre joden con que es
necesario tomarlo para poder resistir los embates
de la jornada, del trabajo, de 1a vida. Y si una madre no jode con que es necesario
tomarlo, es probable que no le interesen sus
hijos. También dicen que es la comida más
importante del día.
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En las mañanas grises conviene desayunar café negro y cigarros. Son esos días en que la boca sabe más fuertemente a metal que en otras ocasiones, son esos días en que es mejor no levantarse, no pisar el suelo porque estará frío, al igual que el resto de la jornada. Algo de verdad excitante es ir a Sanborn's a desayunar. Primera impresión: entrar a un lugar donde los empleados portan sacos rojos y corbatas rojas. Segunda impresión: entrar a un lugar donde visten a las meseras como piñatas. Tercera impresión: nunca trabajar en un lugar como este. Al final, el desayuno es bueno y los baños están limpios. No estará por demás ensuciarlos un poco. También es extraño desayunar carne de res o de cerdo, aunque tal vez exista un mejor desayuno donde no se consume nada, pero sí se agarra la mejor carne que se pueda encontrar. El mañanero es el único momento en que el estómago no se encuentra lleno, mientras que el corazón y el cuerpo rebosan de alegría y otros líquidos. Qué diablos importa salir tarde, sin desayunar y apresurado de casa. Algunos escritores no desayunan nada, lo que sucede es que se levantan cerca de las doce, entonces a eso no se le puede llamar desayuno sino comida. Lo que sí hacen bien es cenar y lo hacen abundantemente, acompañados de una buena cerveza o un mojito o una michelada o una línea de coca o un poco de poppers. Sobre todo si la noche se presta para el desmadre, para la vida libre y azarosa, para no desayunar nada al siguiente día porque la cruda es tan fuerte que el puro hecho de oler algo comestible produce un deseo incontenible de vomitar. Es común que las madres o novias o esposas o sirvientas del escritor deseen embutirle unos generosos hot cakes bañados en miel. "¡Hot cakes!, ¡carajo! ¡por qué hoy hot cakes, si lo que necesito es algo salado y picoso, estás pendeja o qué!" Entonces, lo más recomendable es el menudo o quizá el pozole de aquel lugar que no cierra durante toda la noche. Pero supongamos que es un día cualquiera. El desayuno ya no ocupa un lugar tan preponderante en la vida. Es más importante pagar la renta y la gasolina del carro. Tener dinero para el fin de semana y comprar aquel disco de Mingus que está en la tienda desde hace algunos días. Qué caso tiene desayunar si ayer se perdió el tiempo en internet bajando información inútil (excepto las páginas porno, que es lo único importante en la red) hasta las dos de la mañana y se despierta hoy con media hora para llegar al trabajo. Por lo tanto, tenemos las barras de cereal, maravilloso invento del capitalismo, al igual que la Coca Cola y los McDonald's; al igual que los envases de plástico y las tortillas Maseca. Las barras de cereal son el mejor desayuno en este nuevo mundo lleno de falta de tiempo y vacío de tiempo libre. Se pueden comer en cualquier lugar y a nadie le llama la atención, es difícil imaginar a alguien desayunando unos frijoles charros en el carro camino al trabajo. |