Palabras
de Juan Ricardo Herrera Valenciano, s.j.,
rector de la UIA Torreón
  JUAN RICARDO HERRERA VALENCIANO, s.j.
Ingeniero químico por el ITESO y profesor de esta misma institución; maestro en Economía. En sus varias estancias en la sierra Tarahumara fue director del Complejo de Santa Teresita, obra dedicada a la atención de enfermos; también participó en albergues, educación y distribución de alimentos en zonas de bajo rendimiento agrícola, así como en perforación de pozos para extracción de agua. Actualmente es rector de la UIA Torreón.

El pasado 17 de octubre a las 12:00 horas en el Auditorio Ignacio de Loyola de nuestra Universidad, se llevó a cabo la ceremonia de toma de posesión de Juan Ricardo Herrera Valenciano, s.j., como rector interino de la UIA Torreón. Asimismo, Héctor Acuña Nogueira, s.j., rindió un informe de su gestión al frente de esta Institución.

      Buenas tardes tengan todos ustedes. Les agradezco su compañía en esta ceremonia tan significativa para nuestra Universidad Iberoamericana.
      Autoridades civiles, estatales y municipales que nos acompañan; autoridades religiosas, hermanos jesuitas, patronato de esta Universidad; señores rectores de universidades de La Laguna; amigos y bienhechores de nuestra Institución; compañeros que laboramos en esta Universidad, en la cual queremos plasmar lo mejor de nosotros; y a ustedes alumnos, a quienes nos debemos como profesionales y como amigos; a todos gracias por su presencia.
      Hace algunas semanas me encontraba colaborando en la Tarahumara al servicio de la población serrana y especialmente al servicio de nuestros hermanos rarámuris. Hacia finales del mes de julio el padre provincial me dio como misión venir a colaborar en esta Universidad. Para ese entonces ni él ni su servidor pensábamos que hoy estaría siendo asignado a una nueva misión dentro de la Ibero Torreón como rector interino.
      No sería honesto si dijese que lo hago sin temor y temblor, pero lo hago confiado en que encuentro un núcleo de colaboradores laicos y jesuitas que llevan en su corazón la espiritualidad que Ignacio de Loyola nos legó.
      Quiero agradecer de manera personal al padre Héctor Acuña por lo que hizo al servicio de la comunidad educativa de esta Universidad y de la región lagunera. Estoy convencido, y a ustedes les consta, que él ha llegado a querer a muchas personas de la región, se le metieron en su corazón, tal vez por el estilo cosmopolita, sincero y directo de los laguneros. Para él dejar la Comarca Lagunera ciertamente sólo se puede vivir desde la fe. Pero como buen jesuita deja todo para ir a donde la voz de Dios, manifestada a través del discernimiento de los superiores, le pide ir.
      Va en busca de una "tierra nueva". Al igual que Abraham e Ignacio de Loyola un día dejaron el lugar que tanto amaban y partieron sin tener un programa delineado, sin tener un equipo conocido, Héctor se va con la certeza de colaborar allá en la perla tapatía para continuar construyendo "la ciudad eterna". Gracias Héctor por ser buen amigo y jesuita. Seguiremos construyendo desde donde tu equipo y tú se quedaron.

 

 

 
      Quiero en esta ocasión expresar el sentido que tiene para mí la nueva misión encomendada. Para ello es necesario retomar el carisma de Ignacio y sus amigos, y volver a re­encontrar el sentido de nuestra labor educativa. Ignacio de Loyola propone a todo ser humano que tenga ante sus ojos y en su corazón un referente de su sentido último en el mundo y nos invita a considerar que el hombre está hecho para alabar y servir a Dios.
      Todo académico y alumno, así como toda persona que tenga relación con nuestra Universidad está llamada a poner sobre la mesa su sentido de vida, para que juntos y en diálogo, podamos ir encontrando las maneras de hacer actual nuestra alabanza y servicio a Dios. Para Ignacio de Loyola, e inspirado en Jesús de Nazareth, el camino de realización personal, si es sincero y nace de una libertad profunda, lleva a reconocer a Dios y a servirlo sólo a Él. Como Universidad de inspiración cristiana al modo de proceder jesuita, el servicio a Dios tiene que pasar por el servicio al hombre y a la mujer, sirviendo con el ejercicio de nuestra profesión a quienes más lo necesitan.
      ¿Qué buscan nuestras instituciones educativas, y en particular, la UIA Torreón? La realización de cuatro aspectos fundamentales:
      1. Proporcionar a los estudiantes el conocimiento y los valores éticos para sobresalir en cualquier terreno.
      2. Nuestra educación debe llevar al estudiante y posteriormente al profesionista, a ser un buen ciudadano y un buen dirigente, preocupado por el bien común y capaz de poner su educación al servicio de la fe y la promoción de la justicia.
      3. Nuestra educación debe enaltecer las enormes potencialidades del intelecto humano y al mismo tiempo, poner la confianza en la razón, no como opuesta a la fe, sino como su necesario complemento.
      4. Nuestra educación resalta a la persona como criatura de Dios, cuyo último destino está más allá de lo humano.
      La UIA Torreón es una Universidad joven que busca su identidad en un mundo globalizado. Y tenemos claro que si la Universidad se encierra en su "torre de marfil" no estará cumpliendo su papel. La Universidad debe, libremente, estar abierta a las diversas corrientes de pensamiento y ser espacio de diálogo respetuoso para dirimir y encontrar soluciones a problemas de nuestra sociedad. En todas las ocasiones que lo ameriten, no bastará la denuncia de los problemas e injusticias, si ésta no va acompañada de propuestas. La realidad no debe ser algo que nos distraiga de nuestro quehacer como directivos, académicos y estudiantes, más bien debe ser el motivo para prepararnos a dar una respuesta a la altura de lo que exige nuestro tiempo. En esta Universidad jesuita, tanto el administrativo como el académico y el alumno están invitados a tener un referente conceptual para pensar, juzgar y elegir; este referente, creo yo, nace sólo desde una experiencia con los oprimidos y menos aventajados de nuestra sociedad.
      La UIA Torreón desea poner su energía para servir-colaborando con diversas instancias de nuestra Diócesis y de nuestra Iglesia mexicana, así como con organizaciones gubernamentales, industriales, de comercio y ONG's, en la búsqueda de soluciones a los problemas, dando impulso a los proyectos que nos permitan una mayor fortaleza de nuestra región.
      La comunidad universitaria está invitada a ser, desde nuestro particular modo de discernir, crítica a las corrientes teológicas, filosóficas, culturales, educativas, científicas y económicas. No podemos aceptar la neutralidad del conocimiento, de hacerlo, seríamos cuando menos ingenuos. Sí podemos y debemos tomar de él lo que nos sirve y refundarlo para hacer de las diversas disciplinas un instrumento que nos ayude a la realización y liberación de los hombres. Creo, por la fe, y estoy convencido por mi razón, que serán los pobres de nuestro país, y en particular los pobres de la Comarca Lagunera, quienes juzgarán nuestro trabajo como universitarios.
      Estamos en una coyuntura que nos reta a ser más eficaces en nuestro trabajo. El país está viviendo momentos difíciles y nuestra Universidad no puede ser ajena a esta situación. Ello nos obliga a replantearnos nuevas estructuras organizativas, presupuestos y modos de proceder que como institución nos ayuden a sortear el mal tiempo. La colaboración de nosotros jesuitas con el resto de la comunidad educativa es un imperativo. En esta colaboración iremos formulando nuestro proyecto personal y comunitario que nos ayude a identificarnos con la misión institucional y en la medida de lo posible, le corresponde a la Compañía de Jesús escoger a hombres y mujeres capaces de compartir su identidad.
      Como UIA Torreón y miembro del Sistema UIA­ITESO, es mi deseo seguir colaborando en los cuatro proyectos fundamentales que nos identifican como Sistema:
      1. La investigación en modelos y políticas educativas, con el fin de colaborar e incidir en las políticas públicas en materia educativa, desde una propuesta humanista e integradora.
      2. La investigación y posteriormente, la incidencia en proyectos para superar la pobreza y exclusión.
      3. La colaboración en una reforma de programas y su materialización en una oferta curricular a todas y cada una de las licenciaturas del Sistema.
      4. Impulsar la búsqueda de tecnología aplicada a la educación.
      Deseo seguir fomentando nuestra vinculación a la red de más de 25 universidades encomendadas a la Compañía de Jesús en Latinoamérica y continuar abriendo espacios para vinculaciones con otras universidades jesuitas de Norteamérica y Europa. Es mi intención también seguir colaborando en proyectos compartidos con las universidades de la Comarca Lagunera.
      Para concluir, deseo expresar mi credo en que la injusticia fue vencida por la resurrección de Jesús de Nazareth. Ello me da el soporte para iniciar, junto con ustedes, una marcha en búsqueda de una "tierra nueva", donde el binomio "fe y justicia" constituyan las notas determinantes en nuestra tarea diaria.
      Muchísimas gracias.