Tina Modotti:
una fotografía

Erika Jiménez Ocaño
  ERIKA JIMÉNEZ OCAÑO
Egresada de la licenciatura en Ciencias
Humanas y actual presidenta de la Sociedad de Ex Alumnos de la misma en la UIA Laguna.

Pocas veces nos detenemos a reflexionar, investigar o hablar sobre el arte, mucho menos acerca de la participación de las mujeres dentro de esta actividad, y menos si éstas cuentan con una visión o convicción política "subversiva". Es por esto que me inquieta hablar sobre una de tantas mujeres sobresalientes en el plano intelectual. ¿Cuántas veces hemos escuchado comentarios acerca de Frida Kahlo, Antonieta Rivas Mercado o Elena Poniatowska, por mencionar algunas?
      En esta ocasión me refiero a Tina Modotti. A manera de breve introducción, es necesario decir algo sobre la vida de esta gran fotógrafa italiana, para comprender y disfrutar su obra y su pensamiento; aunque la mayoría de sus fotografías hablan por sí mismas.
      Assunta Adelaida Luigia Modotti, nació en Udine, Italia en 1896. Hija de un socialista radical con ideas revolucionarias, perteneciente, claro está, al Partido Socialista. De niña es llevada a Austria, con la intención de vivir en un ambiente político más libre; pero al no conseguirlo, tuvieron que regresar a Italia.
      Luego de un tiempo el padre y la hermana mayor de Tina emigran a Estados Unidos, atraídos por el ideal del "sueño americano". Mientras el padre trabajaba de obrero y la hermana en un taller de costura en California, como costurera en Italia, Tina se hacía cargo de la manutención de su madre y sus hermanos pequeños, viviendo en condiciones muy extremas, pero con un gran sentido de justicia e igualdad derivado de la postura política familiar.
      Alrededor de los 17 años parte a Norteamérica, comienza a trabajar de costurera en Magnin's1, pero gracias a su destacada belleza, pronto se transforma en modelo, incluso de sus propias confecciones. De sus características lo que más llamaba la atención era su frágil figura, el delicado rostro y la mirada triste. Pronto incursiona como actriz en el cine mudo. Por ese tiempo conoce a Roubaix de L'Abrie Richey, mejor conocido como Robo2, quien al cabo de un tiempo, sería su esposo. Robo se desenvolvía en un gran ambiente bohemio, pues era pintor y poeta; constantemente organizaba reuniones en el patio de su casa, donde se tocaban temas como la revolución rusa, el amor libre, los convencionalismos, la moralidad y las aventuras de Pancho Villa.
      Robo, al igual que muchos extranjeros alrededor de 1922, queda atrapado por la magia de los sitios exóticos y su cultura, por lo que decide viajar a México, donde desgraciadamente cae enfermo y muere de fiebre amarilla. Tina, quien se había quedado en Estados Unidos, no lo alcanza con vida. Ya para ese tiempo toda la familia Modotti radicaba en Norteamérica.
      Tina, con su atrayente tipo de femme fatale, se enamora de Edward Weston3 -su marido los había presentado- mientras Robo permanecía en México. Tina, quien posaba tanto para su marido como para Weston, decide viajar a México acompañada de este último. Una vez establecidos, y envueltos por la multiplicidad de colores y ambientes, Tina descubre otra faceta de sí misma y abandona la melancolía y suavidad de Robo, por la explosión sensual y artística del fotógrafo.

 

 

 
      Logra convencer a Weston para que la tome como discípula, y poco a poco va logrando una obra de gran calidad. El fotógrafo tenía ideas abstraccionistas muy avanzadas para su época y esta influencia es notoria en la obra de Tina. Weston regresa a Norteamérica y Tina, que ya se había codeado con el mundo cultural de la época, decide quedarse, sintiendo un gran compromiso con los indígenas, pues desde la primera vez que realizó un viaje al Istmo de Tehuantepec -junto a Diego Rivera, Frida y otros intelectuales de la época-, quedó maravillada.
      Asombrada por el lugar y su gente, desde los paisajes, la forma de organizarse, pero sobre todo, las condiciones de vida. Es aquí donde Tina realiza una de las fotos más significativas de su obra, portadora de un simbolismo, puro, claro, que salta a golpe de vista. A pesar de contar con una cámara muy pesada, captaba todo a su alrededor, para sintetizarlo de una forma sumamente expresiva.
      Sus ideas vanguardistas son un sello en su obra, así como toda la influencia de la tecnología de la época. Como muestra tenemos las fotografías de los Cables de luz y del Tanque No.1. Aunque tiene algunas fotos un poco más románticas y sutiles -como su figura-, en las que aparecen madres amamantando a sus hijos.
      Para ese entonces ya estaba muy comprometida con el comité Manos Fuera de Nicaragua, a pesar de ser un tanto tímida y callada, siempre asistía a las reuniones. Publicó sus fotos en la revistas Mexican Folkways y Mexican Life. Tuvo un breve amorío con Xavier Guerrero4, y al poco tiempo, conoce al amor de su vida, Julio Antonio Mella, joven estudiante cubano de fuertes ideales izquierdistas, encargado de ayudar a sus compatriotas que huían de la isla.
      Desafortunadamente Mella es asesinado luego de algunas discusiones y roces con el partido. Para ese entonces, Tina ya había publicado en algunas revistas y periódicos de izquierda -como la Revista de los Estridentistas, que a pesar de especializarse en literatura, coincidía con algunos principios de este movimiento artístico-, lo cual la vinculaba a esta postura política, indicio que llevó a culparla del asesinato del joven cubano.
      Aquí viene todo el amarillismo e intolerancia ejercido en contra de Modotti: su casa es saqueada y muchas de sus fotos destruidas. La policía descubre una gran cantidad de los maravillosos desnudos en los que había posado para Weston, por supuesto, en esa época imágenes así eran vistas más como pornografía que como arte. Esto propicia que los tabloides encabecen la nota acerca del suceso como: "Bella fotógrafa, y prostituta italiana, asesina a su amante."
      Luego de que sus amigos, entre los que se encontraban Diego Rivera -para quien también posó desnuda durante la realización de los murales de Chapingo- y Manuel Álvarez Bravo, se pronunciaran a favor de ella. Es liberada pero exiliada del país. En su intento por llegar a Estados Unidos se le niega el permiso a causa de sus ideas políticas y se ve obligada a embarcase rumbo a Europa.
      Una vez en Alemania, trabaja para el Partido Socialista como fotógrafa, traductora y espía. Pero su pesada cámara no le permite captar las fotos tan instantáneas como lo requiere el periodismo, y decide dejarla a un lado, debatiendo una gran lucha interna en la que tuvo que optar entre su arte y sus ideas políticas. Cubre varias misiones al lado de Vittorio Vidali5, utilizando nombres falsos, sobre todo en Rusia, Alemania y España. Durante la guerra civil española tuvo una gran participación como la "comandanta María".
      Al perder el partido en España y con el dolor por la muerte de Mella a cuestas, esta férrea mujer, que había mostrado muchas veces su sólido carácter, así como su fortaleza y templanza, siente que todo por lo que ha luchado en su vida no sirvió de nada. Dolida y triste regresa a América. En Estados Unidos, previamente notificados de su llegada, no la aceptan y la envían a México; una vez aquí, Lázaro Cárdenas revoca su exilio y en 1940, junto con Vidali, se establece en su antigua casa de la colonia Condesa.
      Ella, ahora frágil, se vuelve extremadamente vulnerable y Vidali aprovecha para manejarla psicológicamente, pues sabe mucho acerca del partido y podría hablar. Éste le prohibe tener contacto con sus antiguos amigos y la tiene recluida. Una noche, al regresar de una cena, muere sola en un taxi a causa de un paro cardiaco; sin embargo, se cree que Vidali la envenenó para proteger al partido. Aunque ella se había dejado morir desde varios años atrás.
      Algunas de sus fotos se publicaron en el periódico de izquierda el Machete o en revistas internacionales como la francesa Masses; en ellas se aprecia una de sus grandes cualidades: transformar una imagen puramente socialista y rusa, como el martillo y la hoz, y mexicanizarla (en una composición fotográfica significativa en su obra, acomoda el martillo y la hoz entrelazados encima de un sombrero).
      La vida de Tina fue muy escandalosa, y es por esto que llamó tanto la atención de la gente. Lo verdaderamente valioso es que atrajo mucho interés hacia su trabajo artístico, que había permanecido casi totalmente desconocido. Fue tan comprometida con sus ideales y amistades, que incluso el gran poeta Pablo Neruda escribió las palabras de su epitafio:

      Tina Modotti
      Puro es tu dulce nombre, pura es tu frágil vida.
      De abeja sombra, fuego, nieve, silencio, espuma,
      de acero, línea, polen se construyó tu férrea,
      tu delgada estructura.

Biografía
Constantine Mildred, Una vida frágil, FCE, México, 1996.
Cruz Manjarez Maricela, Tina Modotti y el muralismo mexicano, Colecciones del Archivo Fotográfico Manuel Toussaint del IIE UNAM, 1era. edición, México, 1999.
Debroise, Olivier, Un recorrido por la fotografía mexicana, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Colección Lecturas Mexicanas, México, 1998.
Saborit Antonio, Tina Modotti. Vivir y morir en México, CONACULTA/INHA/Fototeca del INAH, México, 1999.
Vidali Vittorio, Retrato de mujer. Una vida con Tina Modotti, UAP, México, 1984.

1 La misma casa de costura donde trabajaba su hermana.
2 Lo conoce durante el festejo que por la construcción del Canal de Panamá ofrecieron en
California.
3 Fotógrafo norteamericano ya reconocido en esa época, con un marcado pensamiento abstraccionista y simbolista. Por cierto, era un hombre casado.
4 Joven pintor oriundo de San Pedro de las Colonias, Coah.; trabajaba para Diego Rivera.
5 Comandante, que se transformó en amante de Tina. Gracia a él se rescató mucha de la obra de la fotógrafa.