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Certamen Agustín de Espinoza, s.j.
Tecnología y
trascendencia
Álvaro Rafael Pedroza Zapata
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ÁLVARO RAFAEL PEDROZA ZAPATA
Profesor de Microeconomía del Departamento de
Economía, Administración y Finanzas
del ITESO. Obtuvo el tercer lugar en el Certamen Agustín de Espinoza,
s.j. Con el tema "Posmodernidad y humanismo en la tecnología"
convocado por la UIA Laguna a través de la revista Acequias y abierto
a toda la comunidad. |
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Aunque los tecnólogos actuales, en su
seria búsqueda de utilidad, poder y
beneficios, parecen establecer la norma de
racionalidad social, su verdadera inspiración yace en
otra parte, en una imperecedera búsqueda
mística de la trascendencia y la salvación. Sin
embargo, la búsqueda tecnológica de la salvación
se ha convertido en una amenaza para nuestra supervivencia.
Como resultado, la convergencia milenaria entre tecnología y trascendencia ha
abandonado la utilidad histórica que en otro
tiempo pudo llegar a tener. Además,
mientras nuestra empresa tecnológica asume
proporciones cada vez más imponentes, cobra
mayor importancia la necesidad de apartarla de su fundamento religioso. "La trascendencia
es un concepto desatinado ha argumentado Cynthia Cockburn, significa poner al
hombre en la luna antes de alimentar y dar cobijo a los pobres del mundo [...] El paso
revolucionario sería hacer que los hombres
tuviesen los pies firmes en la tierra".
HUMANISTAS
Para Teilhard de Chardin, "El hombre es un ser caracterizado por unas manos y un
cerebro; es un cerebro manual". La
tecnología son las manos de la humanidad, pero no
su cerebro. La técnica, en esencia, anuncia
la optimización de la materia y una
oportunidad para la expresión de la energía
espiritual del hombre: dos brazos liberados son un cerebro que sirve más a la inteligencia.
He aquí el valor primordial del desarrollo tecnológico y su lugar en la evolución de
la humanidad.
El grado en que el trabajo humano físico e intelectual es delegado a las máquinas,
puede ser considerado como la medida del progreso tecnológico. Mumford sostiene
que aunque el ser humano esté lógicamente
concentrado en actividades terrenales no debe ser entendido propiamente como
homo faver, sino como homo sapiens. No es el hacer sino
el pensar, no es el instrumento sino la mente, lo que constituye la base de la humanidad.
La tecnología ha de ser promovida cuando contribuye a engrandecer lo que
Mumford llama "el aspecto personal" de la
existencia, pero no cuando restringe la existencia
humana por estar centrada en el poder.
Ortega y Gasset propone una nueva visión de lo que significa ser humano, con
la fórmula "yo soy yo y mis circunstancias".
La filosofía de la tecnología de Ortega
descansa en su idea de la vida humana como un
fenómeno que supone una relación con las
circunstancias, pero no de forma pasiva, sino como creador activo de esas
circunstancias.
Para este pensador, el ser humano es un
ser "técnico". Pero, ¿por qué debe ser así?
La razón es, afirmó, porque el ser humano
no forma parte de la naturaleza sino que tiene una idea, una interpretación de la
naturaleza. Esta inteligencia da lugar a la
insatisfacción, un descontento con el mundo; al deseo
de recrear un nuevo mundo y, así, a la
técnica. Sin embargo, en nuestro tiempo, según
lo expone el filósofo, los individuos saben
cómo realizar un proyecto antes de saber elegir
un proyecto particular.
Por su parte, los posmodernistas hacen uso alegre de la tecnología como ciencia
natural, pero no encuentran que esa ciencia les
de un conocimiento del mundo, sino una utilización de éste. No es inteligible en una
manera agradable, ya que se trata de manipular como uno mejor pueda para lograr el
confort humano. Ellos manifiestan el mensaje de tener abandonada su espera por una
comprensión trascendente de la vida.
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POSMODERNISTAS
El término die technik de Martín Heidegger,
se puede traducir simplemente como "la tecnología". Pero se ha traducido con el
neologismo technicity, que significa "el
conocimiento tecnológico". Es la manera humana
de pensar que interpreta la realidad como material para el control humano. Como tal,
la realidad es materia con valor propio. Tenemos propósitos para imponérselos, pero
ésta no impone propósitos en nosotros. Se
trata de una visión de mundo que maximiza
la autonomía humana y conduce al nihilismo.
Technicity tomó realmente como asidero el pensamiento de Descartes quien, en
su búsqueda de la certeza aparte de toda
autoridad, colocó al hombre en posición de
determinar lo que es verdadero. La
metafísica refleja las elecciones inseguras de
humanos acerca del espacio en el cual colocar su confianza, y Descartes nos movió hacia
la confianza en nosotros mismos, cambiando nuestra percepción de la realidad. Lo
real llegó a ser aquello que podríamos controlar.
La búsqueda de Descartes era por un conocimiento seguro, pero la manera
de encontrarlo fue concebir la realidad como algo que ciertamente se podría saber.
Tal método epistemológico tuvo un efecto
metafísico pronunciado. Como dice
Zimmerman, "El universo ahora se revela como un
campo matemáticamente cuantificable de la
energía presente como un objeto para el sujeto".
Y, "Esto es el alba de la edad de la tecnología.
La esencia de la tecnología, debe ser claro,
no es nada técnico. En lugar, su esencia es
el hecho de que el Ser o la realidad de las cosas se revela como calculable,
enteramente 'racional' (matemático), y así controlable".
Probablemente el mejor enfoque no deberá medir si nuestra experiencia de la
realidad es suficientemente "iluminada con el Ser"
con lo que se corre el riesgo de dirigirse
sólo al mismo esteticismo engañoso al que
Nietzsche y Heidegger llegaron sino preguntarnos si de hecho vivimos de una doble vida.
Tenemos la paz y creemos que la vida tiene
sentido pero, ¿también confiamos en la ciencia y
la lógica que vemos principalmente en un
mundo mecanizado? No se habla de ser un ingeniero, se trata de algo con mayor
alcance. Creemos en la verdad y las leyes de no
contradicción, pero, desde nuestro punto de
vista, dados los intereses y la agenda que
tenemos, ¿son éstos realmente los caminos del reino
de Dios, o son los constructos humanos que nos ayudan a dar sentido al mundo? Creemos
en las leyes de la ciencia, y estamos agradecidos de que ese Dios nos las haya dado, pero
¿son ellas la última descripción de la realidad
de Dios?, ¿esos constructos humanos nos dan
un pequeño poder sobre la naturaleza?
La tecnología por sí misma no puede
ser mala, la humanidad sería imposible sin
ella; sin embargo, si nos da un visión del
mundo, entonces necesitamos luchar por embonar esa visión con la que nos ha sido revelada
por Dios. El "constructo" es bastante real: la
tecnología no es un sueño sino una
interacción verdadera con el poder genuino.
Decimos que ese Dios nos ha dado las leyes de la
naturaleza, o que Él se ha expresado en esas
leyes para que podamos interactuar exitosamente con la naturaleza. Nada de esto es falso.
Aunque podemos estar fallando en ver que ese Dios nos ha dado nuestra sobrevivencia,
antes que las leyes mediante las cuales nos la podemos ganar. La prueba es que
tampoco eso lo quitará, a pesar de toda tecnología.
La tentación es sentir que estamos en el
asiento del conductor, capaces de hacer las
elecciones e interactuar con un conjunto de las leyes
que deben ser fieles a nosotros.
Nietzsche escribe en Más allá del bien y
del mal que "un intérprete nuevo" quizás
encuentre que el mundo "tiene un curso
'necesario' y 'calculable'". Heidegger por su parte, se
refiere a un "caos necesario del eterno ser" y
al "pensamiento abismal" de que este es
un mundo en el que nosotros no podemos hacer nada. En este panorama, el constructo
de leyes que empleamos para tratar con la realidad no es la verdad acerca de lo real, y si
el universo carece de las leyes, entonces uno no sabe cómo interactuar exitosamente con
él. Para Nietzsche, la tecnología es una
interacción exitosa con un mundo de leyes,
pero él no estaba cautivado por esta habilidad.
Su pesimismo mantiene a la vista el hecho de que, a fin de cuentas, la tecnología no
resuelve el problema humano: no puede vencer la muerte ni del individuo ni de la especie.
Podemos hacer cosas limitadas, pero finalmente, la ciencia no da sentido del mundo.
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CRISTIANOS
Esto parecerá demasiado negativo para
los cristianos, quienes dan gracias a Dios por un mundo de leyes. Pero, si caemos en la
cuenta de que el conocimiento tecnológico es
nuestra tentativa de penetrar "en el lazo" de
la causalidad y así hacer girar el universo
en nuestra dirección, entonces podríamos
reconocer con Nietzsche que, a fin de cuentas, esto es una tentativa inútil. Si la
tecnología surge de nuestra tentativa para sobrevivir,
el conocimiento tecnológico obtiene
entonces el carácter de una pretensión estúpida.
Nietzsche y Heidegger pensaron que había otra manera de conocer el mundo:
estéticamente. Eso no fue alcanzado en esta
empresa inútil. Por su parte, los cristianos tienen
otra manera de conocer la realidad: espiritualmente. Eso también requiere llevar a cabo la
tarea de sobrevivencia. Pero la tecnicidad puede estar matando nuestra experiencia de
esa alternativa espiritual.
Si nuestra visión de mundo es
tecnológica, entonces, cuando decimos que el
mundo es inteligible y que lo entendemos, lo que
significamos es que lo tenemos manejable; creemos que contamos con el control
parcialmente, por una interacción con las leyes de la
naturaleza. Admitir el pesimismo de Nietzsche significaría reconocer que nada de esto
tiene valor, que no nos mantiene realmente vivos y que tampoco satisface nuestras
necesidades genuinas.
El "arrepentimiento epistemológico" es
el reconocimiento de que hemos puesto nuestra confianza en realidades que se
construyeron alrededor de un proyecto inútil. A
diferencia de los seguidores de Nietzsche, nosotros
tenemos disponible un sendero verdadero: de arrepentimiento, porque confiamos en
un Dios personal y bueno. Él no ha
abandonado la trama, pero lo que hemos estado
llamando un mundo inteligible tendrá que ver
menos con Él que con nuestros propios proyectos.
La sugerencia no se encamina a que pensemos negativamente acerca de la
tecnología, sino que la separemos del conocimiento
espiritual. La búsqueda de un mundo
inteligible ha mezclado nuestros intentos por controlar
y nuestro potencial de adoración, y si los desligamos, podríamos usar de la
tecnología mientras que gozamos de la adoración.
Bibliografía
Telihard de Chardin Pierre, La actuación de la
energía, Taurus, España, 1967.
Cockburn Cynthia, Machinery of dominance, Pluto
Press, Londres, 1985.
Sherman Jerry L., Epistemological repentance: a response
to postmodernism, http://www.leaderu.com/aip/docs/sherman.html (septiembre del 2000).
Mitcham Carl, ¿Qué es la filosofía de la
tecnología?, Anthropos, España, 1989.
Todorov Tzvetan, El Jardín imperfecto, Paidós,
España, 1999.
Noble David, La religión de la
tecnología, Paidós,
España, 1999.
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