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JUAN MANUEL TORRES VEGA
Profesor de tiempo en el Departamento de Humanidades
y asistente de la Dirección de Posgrados en la
UIA Laguna. |
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Interioridad y crisis del futuro
humano es un riesgo que necesito correr. Fruto de un
ejercicio urgente en estos días tan nuestros:
encontrar al otro diferente y tener la escucha
lista para enriquecerme con la diferencia.
Libro que comparte la palabra que brota de la vida en contextos marcados por la
particularidad de sus orígenes. Así aparecen
la filosofía y la teología enriqueciéndose con
la poesía, la antropología y la sociología;
la experiencia religiosa, desde el cristianismo
y el mundo yogui de la India; lo americano, lo asiático y europeo.
En este contexto se ha dado mi experiencia, centrada en lo filosófico ante
solicitud expresa, y desde ella hablo hoy.
"AMA AL PRÓJIMO PORQUE ÉL ES TÚ MISMO"
Enrique Dussel, filósofo y teólogo
argentino, asume el punto de partida de Emmanuel
Levinas, filósofo judío francés, sintetizado en
la frase anterior, para ofrecer una clave funda-mental en el ejercicio de la interioridad.
Sin el otro, mi prójimo, la posibilidad de
vivir interna y profundamente se viene abajo.
Asumo la interioridad como propia de
un sujeto, de cada persona en su unidad. Esa que muestra lo que soy, cual dos caras de una
misma y única moneda: soy mi cuerpo, soy
mi alma, soy Juan Manuel.
Interioridad que necesita manifestarse como alteridad, como responsabilidad por
el otro. Actitud urgente en esta realidad nuestra de libre mercado, que en sus cotidianos
extremos percibe al otro como amenaza, extranjero, distinto y perverso. Necesito abrir
mis ojos y estructurar mi proyecto de vida en función del servicio que me realiza como
persona: servicio que siempre será al otro, a la
gente, sea profesional, técnico o comerciante.
Todo el ejercicio laboral se dirige al cliente y
requiere de calidad, eficiencia y productividad.
Así, la interioridad se muestra como solidaridad concreta para con la persona
y desde su situación específica. La meta es
que cada ser humano tenga poder real de futuro. Poder, posibilidad, que se consigue desde
los elementos que fundan una vida digna y que llegan por el esfuerzo de muchos. Así
sucede con todo lo que llevo puesto y con todo lo que encuentro en casa y en la calle (un
botón, una llave, un parque). |
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La persona individual es el punto de partida en la búsqueda de la
interioridad plena. Necesito salir al camino de la vida
y encontrarte, pues gracias a ti yo adquiero un rostro, y qué mejor que muestre
claramente los rasgos de la confianza, la
individualidad, la iniciativa y la identidad.
Tú eres mi espejo, en ti me veo y
crezco. Eres lo más íntimo de mi interioridad. En
el encuentro contigo, "cara a cara", me juego
mi futuro, allí valoro mi ser libre y responsable.
NECESITO SER DISTINTO
Gianni Vatimmo, filósofo italiano, pone
el acento en el "pensamiento débil", en la
"subjetividad débil". Es la actitud interior de
la persona que vive la apertura ante la realidad y que le permite ser plural. Para esta
perspectiva, sólo en la incertidumbre del
encuentro, en el riesgo del conflicto, vivo la
posibilidad de ser más, de vivir la novedad en mi
persona, de ser autor y, por tanto, de ejercer la autoridad.
Este camino hoy se encuentra en crisis.
La relación entre personas está marcada
por la "seguridad" de la violencia,
entendida como radicalización del conflicto, viviendo
el "instinto" de tener más, de ser impuesto
y, consecuentemente, de ostentar el poder. La tentación para cada ser humano es
convertirse en amo, perpetuando un vínculo de
dominación. Es también la tentación, cuando
no la finalidad del proceso de
globalización. Ruta que nos ha llevado a la mayor riqueza
y a la peor distribución de la historia:
hay demasiado para muy pocos y hay muy poco para demasiados. Cada persona tiene el
privilegio y la responsabilidad de ser ruido para
el sistema, semilla para mejorar.
La crisis del futuro humano está entre nosotros, en ti y en mí. Su rostro es de
incertidumbre y posibilidad. Es el fruto del desa-pego respecto de un sistema seguro de sí
y autodestructivo. Dicha autodestrucción
amenaza todos los órdenes de la existencia y a
la vida misma sobre la tierra. Con este
máximo de igualdad ante el riesgo de semejante
catástrofe, con la crisis en el interior de cada persona, brota la posibilidad de ser diferentes, ser auténticos, de que yo sea yo.
Aquí se necesita tolerancia, promoción
de la creatividad, cultivo de la confianza, construcción de una paz justa. Esto se
va gestando en mi interior como propuesta de solución, contribución sencilla para
la transformación de la interioridad
humana: necesito "capacidad de escuchar
mensajes, apertura a novedades y también a otras
individualidades; no se trata de ser un individuo monolítico ni racista". |
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"EL CAMBIO ES LA ESENCIA DE LAS COSAS"
Esta es la perspectiva oriental para el quehacer humano, en el aporte de Dada
Kalatiitananda, filósofo y monje yogui filipino:
la interioridad es dinámica, movimiento
permanente, es imagen del universo entero,
muestra cierta de "la transitoriedad del mundo".
Socialmente, el proceso se realiza a
través del conflicto entre cuatro diferentes
"clases sociales", entendidas como mentalidades
o actitudes psicológicas, cada una de las
cuales busca el predominio: mentalidad shudra (propia del obrero y marcada por la pasividad y
la sobrevivencia), mentalidad ksattriya (propia del guerrero y marcada por la disciplina y
el valor), mentalidad vipra (propia del intelectual y marcada por la academia) y
mentalidad vaeshya (propia del capitalista y marcada
por el lucro).
Al interior de cada persona se va gestando dicho conflicto y tiene como meta
alcanzar "la suprema realización espiritual". Los
seres humanos, en cualquier lugar del planeta, tenemos en común la necesidad de buscar
la felicidad, no como un momento sino como un estilo de vida, y la podemos
satisfacer en la vivencia de dharma (la espiritualidad o
la vida interior) en sus tres atributos: vistara
(la expansión hacia el conocimiento y el autoconocimiento),
rasa (el flujo hacia la per-fección y el autoperfeccionamiento) y
seva (el servicio hacia la responsabilidad por el otro
y por mí). Aquí está mi tarea para alcanzar a
ser plenamente.
En mi interioridad se decide mi futuro. En nuestra interioridad se decide el
futuro humano. Si se trata de calidad de vida, es momento de vivir desde la
espiritualidad, desde dharma.
"EN EL INTERIOR DE CADA PERSONA HABITA LA VERDAD"
Ahora tenemos la perspectiva occidental para el quehacer humano en el aporte de
Adela Cortina, filósofa española: la interioridad
que provoca al futuro necesita la vivencia de una ética intrasubjetiva e intersubjetiva, dos
ros-tros de una misma meta: la felicidad humana.
Desde el rostro intrasubjetivo, la interioridad es conciencia moral, libertad,
autenticidad, conversión del corazón, compromiso
y honestidad. Valores todos que la convierten en el "lugar desde el que fraguamos
proyectos de felicidad" y el "lugar privilegiado para
el encuentro con Dios". Aquí, cada persona
es invitada a vivir consigo misma para ser más.
Desde el rostro intersubjetivo, la interio-ridad es justicia, normatividad,
reconocimiento mutuo, alianza, diálogo, compasión,
obligación y reciprocidad. Con ellos, la
interioridad queda como lugar donde se vive la felicidad y lugar para testimoniar el
encuentro con Dios. Y cada persona es exigida a
vivir con el otro para ser más.
Ambos rostros necesitan mostrarse en todo mi ser. Son la condición
indispensable para que haya futuro, para vivir
dignamente. ¿Cómo lograr todo esto? Hay una meta:
la felicidad; y una ruta: la justicia. Los pasos a seguir están marcados a lo largo del recorrido:
- Confianza en mí, para confiar en ti
y en nosotros.
- De la confianza brota el cambio continuo y permanente (señal de
perfección en la experiencia humana).
- El cambio justo es posible y habrá
de hacerse real.
- Será concreto, en formas nuevas,
más plenas, de vida y de consumo.
- Se trata de vivir bien, en cuanto a calidad de vida; con bienes de justicia
(casa, vestido y sustento) y con bienes de
gratuidad (amor, esperanza, alegría, ilusión y sentido).
Este camino no puede ejercerse por decre-to. Necesita de la interioridad personal,
para conocerme, detectar mis recursos y ser libre responsablemente. Necesita de la autenticidad, para valorar mis diferencias y contribuir con ellas al
enriquecimiento mutuo; del compromiso a largo plazo, sin fronteras que separan y con
los límites que integran, desde el conflicto y
no desde la batalla o la violencia; del encuentro con Dios, que me espera en ese lugar
privilegiado que es mi propia interioridad.
La crisis del futuro humano se está viviendo en ti, en mí; En cada persona, en
su interioridad, se está gestando su
solución, siempre en términos de incertidumbre. En
ti, en mí, vive el mañana, el mundo futuro
en que creemos.
ES TU TURNO
Necesito cerrar esta primera etapa, al presentarte con la obra de tantas autores y un
tema común, lo hago invitándote a la segunda
etapa: tu encuentro personal con las mujeres y los varones que han plasmado en este
libro sus temores y esperanzas, sus creencias y vacíos. Es una manera de involucrarte con
tu "interioridad" y ser protagonista en
esta "crisis del futuro humano".
*Material escrito para la presentación del
libro Interioridad y crisis del futuro humano.
Interioridad y crisis del futuro humano, María
Eugenia Sánchez Díaz de Rivera (coord.),
UIA Laguna/ UIA GolfoCentro/ UIA León, Puebla, Puebla, 1999.
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